Simplificándolo mucho podríamos considerar el Community Manager como un gestor de redes sociales para personas, empresas o colectivos diversos, como puede ser un equipo de futbol. El auge de las redes sociales como Facebook, Twitter o Linkedin - por citar algunas- en los últimos años y el masivo uso por parte de los ciudadanos ha obligado a las empresas a entrar en las mismas y mirar de tener notoriedad para vender sus productos y/o servicios.
Hasta no hace mucho las empresas se limitaban a tener una presencia residual en la red. Muchas de ellas se limitaban a disponer de una página web estática que casi nunca actualizaban. Esto, pero, ha cambiado radicalmente, sobretodo si nos referimos a la presencia en la red de empresas que ofrecen servicios directos a los ciudadanos, ya sea una cadena de cafeterías, un centro de formación o grandes centros comerciales.
Ninguna empresa quiere que se hable mal de ella en la red. Por eso es importantísimo que saber que se dice de ella en las redes sociales para, si cabe, adoptar medidas para cambiar las opiniones negativas que en un momento determinado puedan surgir. En eso trabaja el Community Manager, en escuchar que se dice de la empresa en cuestión y en mirar de llevar a cabo acciones para que la imagen de la empresa en la red sea positiva.
El trabajo a desarrollar por el Community Manager no está exento de polémica. Hasta dónde puede o debe intervenir para mejorar la imagen de la empresa para la que trabaja? Para algunos las redes y lo que se dice en ellas supone un campo de libertad, una un reflejo de la sociedad democrática en la que vivimos. Para estos, la intervención de las empresas para mejorar su imagen no es para nada positiva.
En ese sentido, el “sistema” se ha dotado de una serie de reglas de juego que establecen hasta dónde se puede llegar en la intervención. Que una empresa quiera mejorar su imagen es lícito, pero para conseguirlo debe ser lo más transparente posible y huir de la mentira o el engaño. Nada tiene de malo hacer ver a los usuarios de la red que los productos o servicios que una empresa ofrece pueden ser positivos para ellos. Si el ese producto o servicio es malo después de haber sido adquirido por el usuario ésta reaccionará negativamente y puede perjudicar a la empresa. Por ello, de nada sirve engañar.
Las redes sociales forman parte ya de nuestro día a día. Ya casi ninguno de nosotros nos imaginamos vivir sin ellas. Es cierto que hay quien se resiste a entrar, pero con el paso del tiempo poca gente no dispone de un blog, de un perfil en Facebook o Linkedin o de una cuenta en Instagram. Hay quien las tiene todas también.
Por ello, es importante que las empresas tengan en cuenta lo que en esos foros se dice de ellas y corregir sus acciones para evitar la “mala prensa”.También es bueno explicar lo que se está haciendo para conseguir el máximo número de clientes. No hacerlo puede comportar que un día, sin más, esa empresa deje de ser lo que era –o sea, pierda clientes- porque sus responsables no tuvieron en cuenta en su momento que en las redes sociales se hablaba mal de ellas.
NOTA: Post escrit com a pràctica per al Curs de Comunity Manager que tot just he acabat.

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